2006 MULTIPLICIDAD LOCAL – DEVENIR GLOBAL. ORGANIZACIONES Y PRODUCCIONES MATERIALES

Considerando que el campo de conocimiento fundamental del arquitecto se centra en la capacidad de pensar , reflexionar, proyectar, y especular sobre la disposición y organización de la materia, y que esta organización tiene que responder a una gran complejidad de requerimientos, más o menos directos tales como, habitabilidad, secuencia funcional, relación con el contexto físico , social y cultural, resolución programática, solución técnica, economía constructiva , orientación, utilización de la luz o manejo espacial con sus distintos componentes: escala, proporción, distancia, peso, materia, textura, ritmos o color, es de fundamental importancia comprender que la relación entre estos componentes, las formas en que interactúan son lo que constituye el proyecto.

Podemos decir a su vez que a estas relaciones y correspondencias, les pedimos coherencia resolutiva y consistencia en su totalidad.
La velocidad de los cambios que se producen en la actualidad son tales que un productor o un pensador – en cualquier disciplina- siempre esta operando en una reducción. El grado de conciencia de la reducción en que se encuentra es parte fundamental del capital utilizable para la actualización que desarrolla y para poder transformarla de acuerdo con los parámetros móviles que se presentan en el propio tiempo productivo e histórico.

En los próximos años los cambios de la vida cotidiana van a ser tales que para poder operar en ese nuevo contexto permanentemente en cambio tendremos que poder discernir y calificar información, saber manejar diferentes tipos lógicos y niveles de conocimiento, poner en relación estructuras formales y producir lecturas alternativas.

Responder con flexibilidad a las situaciones; sacar provecho de circunstancias fortuitas; hallar sentido en mensajes contradictorios o ambiguos; reconocer la importancia relativa, encontrar semejanzas y diferencias de los diferentes elementos de una situación; sintetizar nuevos conceptos sobre la base de conceptos viejos que se toman y reacomodan de nuevas maneras; poseer sensibilidad estética, sentido de la simplicidad y percepción de la complejidad, serán de vital importancia para el desarrollo disciplinar y profesional.

Frente a determinados requerimientos, estados específicos que emplazan a ser pensados y ofrecer una respuesta, una propuesta de algún tipo, se presentan distintas posibilidades. Una primera posibilidad seria que una respuesta intuitiva, un conocimiento instantáneo resuelva, proponga o instaure otra condición a través de una operación determinada figurada como solución global. Otra seria ir al encuentro del problema en un marco temporal en donde se pueda relacionar lo presente, lo constitutivo del problema con herramientas y saberes específicos del campo de acción en donde nos encontramos. El primer caso, la respuesta intuitiva, corresponde a un conocimiento general o a un Don personal por lo cual no nos centraremos en él. El segundo caso lo llamaremos producción creativa.

Una producción creativa, o sea una producción que se supere a sí misma, necesariamente transcurre en un espacio temporal en donde se relacionan los elementos presentes a los cuales llamaremos Información. Para que una producción evolucione, se desarrolle, es necesario someterla a algún tipo de operación, a una capacidad de obrar en la cual se transforme en sucesivas capas cada vez más consistentes en cuanto contienen relaciones simples y complejas entre los elementos puestos en juego.

Podemos distinguir en este punto, aunque le agrega complejidad al problema, que algunas operaciones serán cohesivas, darán entonces consistencia a la producción y otras serán dispersivas y tenderán a quitarle consistencia al producto en formación.

El conocimiento disciplinar especifico traído en el momento de trabajo como información a considerar es una herramienta de distinción. Si ese mismo conocimiento es traído a priori como un saber antes que la cosa, esa posible herramienta se transforma en dispersiva y disminuye la posibilidad de desarrollo del proceso.
La pregunta que surge de inmediato es cómo se produce, cómo se trabaja, se proyecta o conduce “hacia y en” un sistema de relaciones en torno a una organización material.

Toda disciplina proyectual tiene un proceso que se desarrolla en el tiempo. Todo lo que podemos hacer como proyectistas, como pensadores, como transformadores o productores de forma en el sentido amplio de la palabra, requiere de un espacio temporal en donde suceden distintos acontecimientos y operaciones que en el avanzar producen aquello que llamamos proyecto.

Podemos afirmar también que dentro de la comunicación, la organización, el pensamiento, o el aprendizaje, la enseñanza, y en la evolución misma, no puede aparecer un nuevo orden, ninguna pauta nueva, no puede aparecer algo creativo sin un aporte de información, tanto si esta información es provista exteriormente a los elementos con que cuenta el sistema, como si se genera por combinaciones o relaciones internas.

Se consideran nuevos modos de operar donde la organización es más un acontecimiento en si mismo, producto de operaciones sucesivas en el proceso del proyecto que una composición o una solución intuitiva de la totalidad. En donde el arquitecto proyectista se constituye habitando el proceso proyectual en cada uno de los estados de éste, no decidiendo a priori una solución al problema sino, conduciendo el proceso en el transcurso del hacer, detectando tendencias y tomando infinitas decisiones, obviamente subjetivas en un campo productivo especifico, con relaciones precisas y determinadas.

El saber disciplinar funciona como una herramienta fundamental de distinción, de reconocimiento de problemas presentes y provee de respuestas y soluciones específicas en todos los momentos de la evolución del proyecto, tratando de no traer a priori la respuesta. Se trata de traer al desarrollo del proyecto el saber disciplinar con la pertinencia que el proceso lo (tachar) requiera. Un carpintero, naturalmente buscará un serrucho en el momento que necesite cortar una madera, no decidirá utilizar un destornillador antes de saber cuál es el requerimiento específico.

Una información es una noticia acerca de una diferencia. Para que exista información tiene que haber diferencias, y una decodificación de estas diferencias. Los sentidos humanos sólo operan de esta forma, oído, vista, gusto, tacto, perciben diferencias, de luz, sabor, textura o sonido. La información recibida es en sí ya una relación entre dos elementos, puesto que no puede existir diferencia entre un elemento y si mismo.
La relación entre estas informaciones nos permite mediante una inteligencia operativa cambiar de estado al sistema puesto en juego.

El concepto da las propiedades abstractas del objeto, pero bien se lo podría describir sin reducción conceptual mediante la enumeración de las n dimensiones que lo componen. La descripción nos dará una realidad infinitamente más rica en el sentido de más apta para las relaciones, para las composiciones, para las conexiones. La asunción intuitiva, imprecisa, está hecha de conceptos o de nociones, el concepto o la noción configuran la subjetividad a priori.

Las cosas pueden entenderse como series de atributos materiales y series de relaciones entre ellos. Es a través de estas relaciones que un objeto puede determinarse y constituirse al trabajar sobre el control de las relaciones y los atributos.
Si hablamos de una mesa, unimos en la nominación a todas las mesas del mundo, a todos los objetos que conocemos o imaginamos con cualidad de mesa, la nominación y el concepto –obviamente fundamentales también en momentos de la productividad- reducen las cualidades específicas y las discontinuidades e informaciones internas a la nominación identificándolas tipológicamente. Si decimos un elemento plano horizontal de determinada medida paralelo a la superficie de apoyo a x centímetros, sostenido por tal o cual elemento, de un material determinado o que sirva para una tarea: comer, trabajar, apoyar etc. , encontramos en la descripción atributos y cualidades especificas que pueden ser distinguidas como discontinuidad, información, o sea, noticias acerca de una diferencia que nos permitirá operar, transformar o decidir sobre las relaciones y atributos del objeto , determinándolo y constituyéndolo, usando,(sacar coma) el saber disciplinar como herramienta.

La modalidad descriptiva no elimina la subjetividad en nombre de la objetividad, sino que altera sustancialmente el tipo de subjetividad que está en juego. No es la apuesta de esta línea eliminar la subjetividad, más bien es producirla y que se produzca en cada momento como operación de la configuración de las condiciones actuales. Así el cambio de la subjetividad nos remite al pasaje de una disposición subjetiva a priori hecha de conceptos e intuiciones a una producción inmanente de subjetividad a cada paso componiéndose con las precisiones propias de las descripciones que se van generando. No es a priori sino inmanente, no es intuitiva sino precisa. Pero no es objetividad sino, si se quiere, hasta pura subjetividad.

La estrategia del concepto es sustituida por la estrategia de las operaciones. Pero si la inteligencia conceptual describe una subjetividad a priori que no se constituye al ras de lo que evoluciona –y por lo tanto no evoluciona con sus productos– la inteligencia operatoria, constituyéndose en cada operación, evoluciona, se multiplica, se compone con cada paso del producto.
Un punto decisivo es retener las soluciones inmediatas intuitivas para permitir el desarrollo de las operaciones sucesivas en la producción misma, relacionando la información presente. Trabajar en la relación específica de informaciones heterogéneas. Relacionar por ejemplo luz con ladrillo, función y escala. Trabajar distintos niveles lógicos en un mismo campo productivo.

Se propone producir un material ad hoc o contingente para cada circunstancia cuyas posibilidades operatorias puedan traducir sobre la misma materia las informaciones percibidas de dimensiones heterogéneas. Si en la misma materia podemos anotar la distancia métrica, la intensidad sonora, la frecuencia de uso, la ocupación territorial de tal o cual grupo, la frecuencia de los pasos por la escalera o los modos en que se filtra el sol, ese cuerpo, la forma de ese cuerpo tendrá una traducción precisa de cada una de las diferencias producidas en estas dimensiones. Así este cuerpo es un aparato de recepción de información multidimensional que produce una forma que expresa todas las dimensiones percibidas a la vez trabajadas en operaciones sucesivas consistentes. No intenta tratar lo real por lo simbólico sino que intenta tratar lo real mediante lo real. No significa lo real sino que opera con lo real.

Es fundamental para abordar activamente el proceso del proyecto que el proyectista habite el proceso en forma presente, que se constituya a sí mismo en cada estado del proceso, encontrando en el avanzar las informaciones y los estados presentes, reconociéndolos, priorizando, conduciendo y siendo conducido por la propia lógica evolutiva del sistema en funcionamiento. Reduciendo las prefiguraciones y los prejuicios al máximo y trabajando activamente en las operaciones sucesivas que él mismo genere desde su conocimiento disciplinar y desde las sugerencias producidas por el propio proceso. Reconociendo mecanismos en funcionamiento, tendencias, generando relaciones más amplias, cercanías, analogías, simpatías, similitudes, diferencias, distancias, forzando saltos, encontrando complementos. Diferenciando tipos de problemas, cambios de grado o naturaleza.

Ningún elemento es en sí mismo, la relación con otros le da sentido, no se podría explicar el color sin la luz, ni ésta sin la sombra. La luz tiene cualidades que le son propias, se desarrolla según leyes físicas muy precisas, sólo ilumina en línea recta, se transforma en función de la distancia, refleja con ángulo preciso, refracta según el medio o se propaga a una velocidad constante y exacta. En contacto con superficies, masas o fluidos surgen nuevas cualidades, que no son de uno ni de otro sino del intercambio entre ambos.

Relacionar en forma cercana al proyecto y al sujeto, de forma que engendre capacidades inventivas por sí mismo. Presuponemos que esta posición nos hará más libres y productivos en tanto que la mediación sea sofisticada y compleja. El proyecto creará sus propios mecanismos de actualización para una transformación eficiente y creativa, engendrará divergencias no contempladas virtualizando encuentros prolíficos en campos no conocidos.

En este sentido, el proceso proyectual no se adapta pasivamente a las condiciones exteriores y a sus propias exigencias, ni impone necesariamente su propia lógica, sino que es una estructura cada vez más compleja que saca provecho de todas aquellas condiciones con que se encuentra. Es una estructura evolutiva que utiliza en beneficio propio y de su entorno a todos los problemas con que se encuentra, actualizándolos en una nueva forma, reaccionando activamente y resolviendo el problema.

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